Son muchas las ventajas que tiene la introducción de la tecnología en la vida de las personas con discapacidad intelectual, y muchos también los retos a superar. En nuestra experiencia en el Centro San Rafael, vamos introduciendo poco a poco apoyos tecnológicos, tanto en el ámbito de la comunicación y el área pedagógica, como en el ocio y las relaciones. Sea cual sea el perfil de la persona, aquí os compartimos algunas claves de nuestra experiencia:
1.- Sé paciente: es una gran virtud en cualquier acompañamiento personal y la real academia nos indica porqué es necesaria.
Del lat. patientia.1. f. Capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse. 2. f. Capacidad para hacer cosas pesadas o minuciosas. 3. f. Facultad de saber esperar cuando algo se desea mucho. 4. f. Lentitud para hacer algo. Cualquiera de las 4 acepciones es válida en nuestro caso.
2.- Valora cada paso. Cada detalle cuenta: atreverse a probar, encender un dispositivo, aprender mover el ratón o pulsar una tecla, concluir una tarea, etc. Cada paso es importante y conviene valorarlo, así seguiremos motivando el proceso.
3.- Déjate sorprender. Aprende de la sonrisa que genera cada gesto, la mirada cómplice cuando algo sucede, las muestras de alegría inesperada. Dejar de tratar de controlarlo todo y dejarse sorprender por lo que sucede en el momento más inesperado, le otorgará todo el sentido a este trabajo.
4.- Valora sus capacidades frente a su discapacidad. Sea cual sea la dificultad, toda persona cuenta con unas capacidades únicas e irrepetibles. Conseguir descubrirlas y ponerlas en valor, harán mucho más mágico el proceso de aprendizaje, que catalogar a las personas por aquello que no pueden realizar.
5.- Practica el Apoyo Activo. Con el planteamiento de “aprendemos haciendo”, el apoyo activo es una metodología de aprendizaje que trata de ayudar a que las personas estén implicadas y participen activamente en sus vidas. En el ámbito de las nuevas tecnologías es especialmente importante esa participación activa.
6.- El intento en sí, ya es un logro. Cualquier persona que decida introducir y participar en la introducción de elementos tecnológicos, ya está realizando un esfuerzo y posee una motivación. Más allá de lo que consigamos, el hecho en sí de intentarlo debe ser reconocido y valorado como un esfuerzo.
7.- Todo suma. Cualquier avance, cualquier gesto, cada intento suma. Lograremos cosas más vistosas y otras más sencillas y todas ellas cuentan. Aprender a ponerse unos auriculares y conectarlos, acertar en pulsar un icono es igualmente importante que aprender a utilizar los árboles de decisión o desplazarse en una silla gracias a una adaptación.
8.- Mejor con unas risas. Todo aprendizaje lleva su tiempo, ensayos y errores, días con muchas ganas y otros que no apetece nada. Si sea cual sea el día, lo acompañamos de unas risas, el camino es mucho más fácil y amable.
9.- Deja que la persona sea la protagonista. Aunque hayas trazado un plan de trabajo impecable, con todos los elementos pedagógicos y tecnológicos necesarios, deja que la persona sea la protagonista. Con sus ritmos, sus gustos, y sobre todo sus sueños. Dará mucho más fruto y sobre todo, hará que el trabajo tenga sentido para él o ella.
10.- Comparte la experiencia. Sea de un día o de diez años, toda experiencia mejora al ser compartida y por eso, desde San Rafael os compartimos la nuestra.
Esperamos que compartas la tuya con nosotr@s.
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