Desde marzo de 2020 pareciera que el tiempo y nuestra vida se mide en fases. Fases que determinan lo que podemos y lo que no podemos hacer. Nuestros horarios, nuestras rutinas y hasta nuestros encuentros personales y familiares vienen determinadas por las fases de la alerta sanitaria.
Desde marzo, las personas que residen en la residencia de San Rafael, dejaron de visitar a sus familias. En este tiempo hemos tratado de facilitar cuanto hemos podido, toda la comunicación. Para ello hicimos el esfuerzo de dotar a cada hora de tablets y conexiones que permitieran a las amistades y familias mantener el contacto.
Gracias a la profesionalidad y buen hacer del personal de la Fundación, muchas de las personas de la residencia recuperan meses después, la posibilidad de ver a sus familias, recueperan los abrazos esperados.
Queremos agradecer la paciencia de las familias en este confinamiento y valorar a todo el personal del Centro San Rafael por su buen hacer. He aquí nuestro pequeño homenaje
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