Las personas sabias, conocen que lo más importante de la vida se da en los pequeños gestos, en lo cotidiano, en lo gratuito que pasa desapercibido, en el ritual de lo habitual.
A las 9 de cada mañana está el carro preparado en la puerta de cada hogar. Como por arte de magia, gracias a la labor de cocina, llega puntual, con todo ordenado y preparado con lo que cada una de las 12 personas que vive en cada hogar necesita.
Comienza con un perfecto engranaje, la tarea cotidiana del desayuno. Cada persona requiere un procedimiento distinto, una textura distinta, una medicación distinta, un ritual distinto… Unas personas cogen el cubierto, otras necesitan que se les apoye en todo. Adaptadores para que no tiren el plato, pastilleros individualizados, espesantes adaptados, baberos y un largo etcétera.
Como en una banda de jazz cada persona sabe lo que debe hacer y a la vez necesitan del conjunto para que todo salga. Conocen a la perfección qué necesita Chema o Paquito, Amadeo o Teresa. Y lo más importante de este ritual: la ternura, la paciencia, la cercanía con que Félix, Mª Carmen y Arturo lo repiten cada día, cada semana y siempre con una sonrisa.
Suena música de fondo, como por arte de magia todo se recoge, todo lo importante queda anotado, siguen las sonrisas, mañana se repetirá el ritual, y volveremos a tratar que sea reconocida la labor de tantas personas cuidadoras, catedráticas de la vida, que harán posible seguir creyendo en esta sociedad.
Gracias por vuestra labor.
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